Historia del BMW 503
El mejor y más bello fracaso
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En la década de los 50, durante la posguerra, BMW se encontraba en una situación económica muy complicada. Parte de sus instalaciones y planos fueron destruidos durante la guerra. Fue entonces cuando BMW decidió que la mejor estrategia comercial era la centrarse en el mercado de los automoviles de lujo y comenzar a exportar a los Estados Unidos como hacían las marcas italianas.
El BMW 503 fue presentado en el Salón del Automóvil de Nueva York de 1955 junto con
el 507, un bello descapotable deportivo biplaza. Ambos coches eran fruto de la nueva estrategia de BMW de centrar sus esfuerzos en el sector de los automóviles exclusivos.
Los dos coches representan el resurgir de la marca alemana después de padecer los estragos de la guerra.
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Al igual que el 507, el BMW 503 montaba el mismo motor V8 de 3,1 litros del BMW 501 y 502, que rendía unos generosos 140 CV (150 CV en el 507). Compartía además el tren delantero y el chasis del 502. Sobre este descansaba una enorme carrocería de aluminio.
El peso total del coche era de 1500 kg, que unidos a los 140 CV del V8 lograban lanzar al 503 a una velocidad punta de 190 km/h y alcanzaba los 100 km/h en 12,8 segundos, unas cifras respetables para la época.
Aunque copiaba gran parte de la mecánica de modelos anteriores, esta al ser fiable y de gran calidad no estaba para nada obsoleta. A pesar de ello también incorporó muchas novedades técnicas. Su versión cabriolet fue el primer automobil alemán junto con el 507 en utilizar una capota eléctrica. Llevaba servofreno de serie, la caja de cambios iba diréctamente casada con el motor y por primera vez las marchas se manejaban con una palanca que salía del suelo y no por palancas en el volante
BMW 503 Cabriolet |
La carrocería fue diseñada por el Conde Albrecht Goertz, que también diseñó automobiles tan bellos como el 507 y el Datsun 240Z ( Nissan Fairlady Z). La carrocería de aluminio tenía trazos largos y angulosos, que dan una imagen de absoluta elegancia y deportividad. Destaca su trasera austera y elegante, y su frontal con los faros salientes y la parrilla alta y abultada con los clásicos riñones de BMW. En el interior rezumaba el lujo, todo estaba tapizado en cuero con detalles en maderas nobles, también incorporaba elevalunas eléctricos y una radio Becker con sintonización automática.
A pesar de la admiración que causo tanto por su imagen como por lo demás, el precio era desproporcionado en comparación a otras marcas como Mercedes-Benz, Aston Martin, Jaguar y fabricantes italianos y americanos. Paso exactamente lo mismo con el 507. Se producieron 412 unidades, mucho menos de lo esperado que provocaron unas tremendas pérdidas a la marca. Este fracaso junto con el del 507 unido a que venían de una situación ya de por si difícil pusieron en jaque a BMW, que tras la crisis logró recuperarse.